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Magdalena Fernandez: Siempre Ascendiendo

MAGDALENA FERNÁNDEZ: SIEMPRE ASCENDIENDO

Publicado mayo 25, 2023 por Fundación Cultural Estilo en Sin categoría

POR JAVIÉR LEÓN

Yo siempre he hecho lo mismo, siempre he estadorotando, planeando, girando sobre la misma cosa. Los artistas constantemente creamos la misma obra.

Magdalena Fernández

Magdalena Fernández responde a un impulso creativo de ocupar los espacios que es cónsono con una inquietud por expresar lo atmosférico, lo etéreo, el quehacer móvil de las apariencias. Esta inquietud por las relaciones entre naturaleza y espíritu, por la fenomenología y la percepción, aunadas a su interesante lógica del espacio y su interés por la tecnología la han conducido por la vertiente de las instalaciones y las video-instalaciones, campo en el que su trayectoria es una de las más preclaras y consistentes en nuestro medio desde hace más de tres décadas.

Para la teoría estética de la escuela de Frankfurt la unidad de sentido contenida en cualquier producto del conocimiento humano nunca es algo estático, sino procesual, un pulso entre antagonismos, de manera que las obras de arte no son ser, ni son meras cosas, son devenir, se trata de un dinamismo inmanente, de allí lo complejo que resulta cualquier definición del arte. En tal sentido Theodor Adorno explica:

El carácter procesual de las obras de arte consiste en que ellas, en cuanto artefactos, en cuanto productos del hacer humano, tienen su lugar en un “reino propio del espíritu” pero para poder ser de alguna manera idénticas a sí mismas necesitan de lo no idéntico, de lo heterogéneo de lo todavía no formado…[1]

La articulación que ha desarrollado Magdalena Fernández entre tradición de la abstracción moderna, sentido histórico y vocación naturalista la ha llevado a conseguir una síntesis efectiva para la producción de una noción de obra como acontecer, como proceso, que es característico de ese reino propio del espíritu. Fernández, con sus consecuentes reverberaciones aporta una concepción móvil de la obra de arte que ha tenido una resonancia importante en el desarrollo del arte contemporáneo en Venezuela desde los noventa y hoy es de trascendencia internacional.

Las obras 2em996 (1996) y 8i998 (1998) fueron ganadoras de la octava edición del premio Eugenio Mendoza y del 56° Salón Arturo Michelena respectivamente. Se trata de instalaciones que generan planos virtuales a partir de formas geométricas construidas con tubos de PVC y conexiones en aluminio torneado y pintado la primera instalación, y con aluminio y acero la segunda. Paralelepípedos definidos en el espacio que al ser tocados por el espectador cambian de apariencia modificando así el espacio. Una apuesta por lo básico y lo fundamental, con elementos mínimos estas obras crean espacio descubriéndolo, lo problematizan en cuanto a las relaciones del desplazamiento del cuerpo y las modificaciones que el espectador introduce en el entorno de la pieza.

Llegar a este punto de comprensión profunda de la relación de lo sublime y el juego conjugado con las lógicas de las prácticas artísticas actuales de su momento, como queda expresado en estas celebradas obras, fue posible gracias a una importante dosis de talento apoyado en una sólida formación. Fernández cursó estudios de Diseño Gráfico en el Instituto de Diseño Neumann de donde egresa en 1989. Posteriormente se especializa en Italia, en la Scuola Bottega de A. G. Fronzoni en Milán; experiencia que tuvo una importante repercusión en el quehacer de la artista.

Para el destacado diseñador italiano A. G. Fronzoni los proyectos nacen de la realidad: cada evento está sujeto a análisis de diseño. La práctica de la provocación siempre empuja a la comparación, la reflexión y la formación de un sentido crítico: entrenó y dirigió a los estudiantes hacia el arte de la investigación continua y convertir esa investigación en la esencia de la vida, la naturaleza y la forma que los rodea. En Italia, Fernández se desempeña como diseñadora independiente. Realiza su primera exposición individual Aspettando la parola en Mantua en 1991. Esperando la Palabra; se trató de un conjunto de fotografías cuya temática estaba dedicada a procesos de tipografía e impresión. Su vínculo con aquel país permanecerá constante; participa en exposiciones en Milán, Trevi y Mantua a través de los años.

En 1993 Magdalena Fernández realiza la exposición Estructuras en la Sala Mendoza, la curaduría estuvo a cargo de Ariel Jiménez, a quien en calidad de director de esa sala la artista se había acercado previamente con la intención de hacer una muestra en Caracas de A. G. Fronzoni. Es en ese momento, cuando el curador se muestra interesado por el trabajo de la artista y le propone que en lugar de aquel proyecto realizar una exposición con la obra reciente de ella, así, de este encuentro resulta aquella primera individual de la artista en Venezuela.

Aquella exposición se la dedica a su maestro A. G. Fronzoni, quien escribirá el texto para el catálogo. Una serie de pequeñas obras en una pequeña sala y en la sala principal una interesante instalación in situ con ciento de pequeñas esferas dispuestas rítmicamente en el espacio respondiendo a un diagrama que toma como referencia el sonograma de una gota de agua, todo ello con una ambientación sonora. Fronzoni escribe: …el proyecto de Fernández, en cuanto a las instalaciones se refiere, afronta en su totalidad el espacio disponible, lo reinventa y estimula al visitante a relacionarse con la obra (…) en definitiva, esta es una propuesta para una espacialidad alternativa, para comportamientos distintos, para otro modo de ver, para otro modo de vida. Aflora evidente la idea de una nueva unidad que contiene en sí la conciliación de todas las antítesis.

Aires fue el título de su propuesta presentada en la Sala Mendoza en 1998. Aquí la instrumentación de la tecnología adecuada profundizó el carácter inmersivo de la primera muestra en ese espacio. El énfasis fue puesto aquí en los elementos agua y fuego como catalizadores de la idea que tenemos del aire: desde unos dispositivos que consistían en unos tanques especialmente diseñados que contenían agua, a través de un sistema de compresión de aire la superficie del agua se mantenía en movimiento, estos tanques alumbrados desde su interior proyectaban el eco del aire a través de los reflejos del agua en el techo de la sala. Todo ello, acompañado de una instalación alegórica al fuego, un video y una línea de espejo que ocupaba la pared.

La curadora Gabriela Rangel comentó al respecto: …si al fuego y al agua se les agrega una sutil dosis de teatralidad, éstos se transforman en imágenes aisladas de su carácter utilitario o cotidiano, fragmentos magnificados de belleza que sólo desean atrapar los sentidos del espectador.[2]

Superficies se trató de una exposición de la artista en el MACC, que contó con la curaduría de Luis Ángel Duque, Sandra Pinardi y Alicia Torres. Se trató de una práctica en el espacio en la que sin que cada obra perdiera su respectiva autonomía el ambiente resultado del delicado montaje de la exposición producía un efecto de sinergia entre ellas como si conceptualmente formaran parte de un solo organismo con tentáculos hacia las experiencias anteriores de la artista las cuales eran revisitadas aquí con novedosas configuraciones. Así, en la obra 2i006 (serie Pinturas móviles, 2006) es evocadora de la exposición Estructuras que mencionamos, resuelta aquí directamente con halos de luz a través de los cuales lo que era materia en aquella obra en esta es alumbramiento. Hubo evocaciones a Aires también. Además de ampliar su repertorio de formas en esta exposición algunas de las proposiciones evocan planteamientos anteriores a tal punto que sin tener carácter retrospectivo la muestra ofrecía una original antológica de problemas y formas presentados por la artista en obras anteriores. 2em006 (2006) instalación constituida por un conjunto de luces procedentes de cables de fibra óptica cuya disposición en un área cuadrada permite al espectador atravesarla, aunque de apariencia y escala distintas evoca el uso de aquel recurso que utilizará la artista para su exposición 4I000: revisitar lo moderno realizada en el Museo Alejandro Otero en el año 2000.

Esta etapa del trabajo donde aparece el agua en video surge de una visita a Venecia en el año 2000, cuando viendo los reflejos sobre el agua del canal me di cuenta de que todo lo que quería hacer estaba allí (…) Antes, mis videos eran aproximaciones a problemas espaciales. Todas las imágenes posteriores que se mueven en el agua salen de ese momento revelador.[

Superficies, reflejos, reverberaciones son claves para acercarnos a estas obras que a decir de Pinardi son discurso y construcción, discurren entre la mirada y el espacio, en un tiro y retiro de la imagen constituyéndose en eventos, un juego que nos muestra el espacio en su devenir, un recorrido diverso que invita a ocupar y a ser ocupado por el espacio. El cuadrado cobra un rol protagónico aquí, forma ideal, principio estructural. Aparece una espontánea y deliberada inclusión de referencias históricas, particularmente a Mondrian y a Malevich, también a su maestro Fronzoni. Se trata aquí de la instrumentalización de una geometría sensible.

En efecto, en estas “obras” la geometría se materializa en cuerpos y movimientos, se “temporaliza”, abandona su identidad, su certeza o fijeza, para exponerse en su condición sensual: sale del lugar de los fundamentos y las estructuras al de los contornos y las pieles, ya no es entonces lo que soporta sino lo que marca y signa la apariencia, la presencia misma de las cosas.[4]

En mayo de 2011 Magdalena Fernández lleva a cabo tres exposiciones simultáneas en Caracas: en la Galería Faría-Fábregas, en Periférico Caracas y en La Caja/Centro Cultural Chacao. Objetos movientes es el nombre del proyecto, Tierras, Estructuras, Atmósferas fueron los de las concernientes exposiciones. Aquí la artista se relaciona abiertamente de forma crítica con la tradición de la abstracción geométrica. Son evocados en las obras Mondrian, Jesús Soto, Alejandro Otero y Joaquín Torres- García. Escriben Sandra Pinardi, Rafael Castillo Zapata y Juan Carlos Ledezma. Castillo Zapata enumera los principios que determinan los dispositivos de las instalaciones de Fernández: la vibración, la reverberación, la ondulación, la retícula, el contraste, la resonancia, la duración, la desaparición, el flujo.

En las salas de Periférico Caracas presenta Estructuras. En una de las salas 1io11 (2011) una instalación de 15×14 metros constituida por gran cantidad de varillas de aluminio y cobre que estaban suspendidas del techo, también 2iPM009 la video instalación con la que la artista ganó la Bienal de Cuenca (Ecuador) en 2009, de 14×10 metros con imágenes basadas en la deconstrucción de una de las emblemáticas obras de Piet Mondrian. Ranas, guacamayas, un aguacero, son los sonidos con los que estas obras abstractas caracterizan el trópico desde el cual se enuncian. Respecto a la obra 1pmS011 (amanecer), basada en una interpretación de Soto y presentada en Atmósferas en Chacao, Ledezma señala:

 En 1pmS011 (amanecer), como en otros trabajos que combinan imagen y sonido de forma similar, la naturaleza aparece como otra figura de una unidad que es, a un mismo tiempo, invocada y negada. La naturaleza es allí un elemento de ruptura y disonancia en un campo de “tensión total”.

Estructuras Elásticas, la última exposición que ha realizado la artista en su ciudad natal, en la galería Carmen Araujo Arte; se trató de una muestra que ocupó el espacio de la galería con la instalación 1i018, 2018, que pudiéramos relacionar con una alegoría a las reticuláreas de Gego. Además, se exhibió un importante conjunto de obras en una segunda sala. La muestra fue objeto de una bella publicación con la que esta galería dio inicio a su proyecto editorial; en el texto, a cargo de Sandra Pinardi se lee:

Las estructuras elaboradas por Magdalena Fernández son móviles –movientes- y devienen –se hacen otras de sí- gracias a ello se hacen cargo de la physis: la fuente o fuerza de donde brotan y crecen los entes o los elementos materiales, la naturaleza entendida como potencia de vida.[5]

Las obras de esta exposición exploran las dinámicas de estructuras reticulares sometidas a tensiones físicas y visuales, entramados en equilibrio que exploran relaciones inestables a partir de la potencialidad móvil de que se sirve la artista, partiendo de lo reticular, para establecer sugerentes juegos formales entre el espacio, los elementos constitutivos de las obras y la mirada.

También en 2018, siempre ascendiendo, hacia adelante, Magdalena Fernández inicia una experiencia inédita en su trayectoria, asume el riesgo de una obra que para su producción además de involucrar una coreografía se presentó al público en una sala de teatro. Una instalación corporal realizada en el Centro Cultural Chacao con la intención de producir una serie de videos. Una experiencia coreográfica ya no de formas abstractas sino con personas, con las complicaciones técnicas que esto implica, la artista contó para la concepción corporal con la colaboración de su hermana Tetelo Fernández además de un equipo multidisciplinario para la realización del proyecto. Se produjo la serie de videos icm018 (serie instalación corporal Mares).

Con la participación de 40 bailarines en escena interpretando una constelación de formas concebidas por la artista, Mares, pone de relieve un elemento esencial, insistente, de cohesión, como lo ha sido el elemento agua, que como menciona la artista en el programa de mano ha sido un concepto generador en su obra desde 1993: Se evidencia no sólo en la organicidad, la inestabilidad y el movimiento, sino también en el tratamiento de la luz, en cómo la luz se comporta al relacionarse con ella.[6]

Coreografiar exposiciones sostiene Mathieu Copeland tiene que ver con planteamientos expositivos en cuanto a los términos que la componen: partitura, cuerpo, espacio, tiempo y memoria. Tratándose de la necesaria contextualización de las obras para su adecuada comprensión es necesaria la adecuación de los formatos de presentación, en tal sentido Mares constituyó una exitosa experiencia de rango espectacular que inaugura una nueva vertiente dentro de la producción de la artista y también constituye un proyecto singular en nuestro medio al tratarse no de una presentación de danza como desprevenidamente pudiera interpretarse sino de una instalación corporal:

Coreografiar exposiciones reivindica una crítica de los “objetos”, así como del “objeto” resultante de una acumulación de objetos (…) Reconsiderar la materialidad de la obra de arte y, por consiguiente, de la exposición, supone comprender, entre otros, lo efímero y lo (no) físico o, más aún, lo (in)material, tanto la ausencia y el vacío, la voz y las palabras, el gesto y el movimiento, como su inherente coreografía.[7]

Este proyecto aborda otro tipo de espacio y replantea el dibujo a través del cuerpo humano, incluyendo lo colectivo. Una vivencia de cómo podemos potenciar la energía. Mares intenta abordar distintas estancias del mar, a través del cuerpo y los sonidos que este genera. Fue un trabajo que abarcó un año de búsqueda y ensayos. Se realizaron dos presentaciones.

Entre finales del año 2020 y principio del 2021 Magdalena Fernández participó del interesante e importante proyecto Terra Gráfica que adelanta la artista María Elena Álvarez desde 2014. Una serie de proyectos y algunas residencias gráficas en la que un grupo conformado por un núcleo de cinco artistas junto a artistas invitados para cada ocasión realizan experiencias de producción de grabado con diferentes técnicas de impresión. Un taller sui géneris que cuenta con la maestra grabadora Norma Morales y la curadora Marisela Chivico. Terra de un Mar/MF fue el proyecto realizado por Terra Gráfica que contó con la artista como invitada especial, realizaron dos viajes al Puerto de Carayaca cerca de Chichiriviche de la Costa donde montaron un taller de impresión nómada en el que producían en estadías de 48 horas. El leitmotiv de la experiencia era la misma obra de Magdalena Fernández y el mar. Se utilizaron varias técnicas y las elegidas por Fernández fueron monotipo y grabado. Aquí tenemos el privilegio de mostrar por primera vez algunas de las imágenes resultado de aquella experiencia de producción gráfica al lado del mar.

ECOS

Concluimos con algunos comentarios acerca de la exposición Ecos realizada en 2019 en los museos Carrillo Gil de México D.F. e inmediatamente en el Museo Amparo en Puebla. Este proyecto contó con la experticia del curador venezolano Carlos E. Palacios del Museo Carrillo Gil y la curadora adjunta Anel Jiménez en el Museo Amparo. Se produjo un estupendo catálogo formato libro editado entre ambos museos. La autoría de los textos es de Carlos E. Palacios, Jaroslaw Suchan, Sandra Pinardi y Sara Buoso. Las propuestas reunidas en Ecos invitan a reflexionar en torno al legado de importantes artistas: Joaquín Torres-García, Lygia Clark, Piet Mondrian, Hélio Oiticica, Kazimir Malévich, Jesús Soto, Sol Lewitt, Lucio Fontana, Agostino Bonalumi, a. g. Fronzoni. Una selección de obras realizadas desde 2004 sobre las que Palacios comenta:

Las obras seleccionadas para esta muestra suponen un compendio de gestos que reproducen otros previos. Como si gritáramos en un valle montañoso alguna frase en altavoz, que se va modificando en la repetición y va tomando una vida propia, estas obras son a su vez ecos de otras obras, de detalles o ideas de otros artistas. Sin embargo, tal como ocurre en los ecos sonoros, cuando el mensaje regresa viene cargado de otra musicalidad.[8]

El recurso de la cita dentro de la tradición de la apropiación posmoderna es dotado aquí de la poética de la reverberación con el significativo nombre de Ecos. Atendiendo a la condición discursiva que la revisitación histórica implica en la obra de Fernández podemos calificarla dentro del registro del comentario tal como Michel Foucault lo refiere: El comentario conjura el azar del discurso al tenerlo en cuenta: permite decir otra cosa aparte del texto mismo (…) lo nuevo no está en lo que se dice, sino en el acontecimiento de su retorno.[9]

En el Museo Carrillo Gil realizó 1iS019 un homenaje a Jesús Soto una personal deconstrucción de la idea de los penetrables de Soto. Una miríada de varillas de aluminio anodizado suspendidas ocupando el espacio, las varillas se presentan cruzadas y los visitantes desplazándose entre ellas podían acercarse a dos grandes planos tubulares yuxtapuestos con los que al entrar en contacto generan sonidos, generando así un contraste con la situación óptica propuesta por Soto toda vez que le hace un guiño sonoro al maestro quien también estuvo interesado en la musicalidad de sus penetrables. La disposición de las varillas en esta obra evoca en sus formas a la estructura urbana de la artista 1eu008 de la que sólo se realizó la primera etapa, la cual está instalada en la Plaza Alfredo Sadel en Las Mercedes.

Para el museo en Puebla la artista ideó dos instalaciones site specific. Así, el proyecto Ecos cuando se presentó en el Museo Amparo tuvo este extraordinario componente. 2i019 una intervención en los pisos de unas terrazas y el mirador del edificio de aquel museo en los que la artista intervino el piso de madera de aquella locación sustituyendo algunas tiras de la madera del suelo por espejos, reflejándose así el cielo en el techo del museo, otro inusitado eco sin duda. La otra, una monumental instalación 3i019 diseñada para uno de los espacios del museo:

…un diálogo muy horizontal con el espacio diseñado por el arquitecto mexicano Enrique Norten durante la actualización arquitectónica del Amparo, aprovechando la sutil cuadrícula que los vidrios trazan en la amplia entrada del edificio. Fernández diseñó a su vez una retícula igualmente sutil y blanca, donde unos tubos más gruesos y blancos se van alzando hacia la terraza del lugar (…) incorpora de manera natural una red cuadriculada muy racionalista que aparenta derivar del edificio poblano.[10]

Realizados en ocasión de Ecos, en la sede del Museo Amparo, con la intención de llamar la atención sobre la situación de su país y tomando como antecedente unas imágenes del fotógrafo Mexicano Rodrigo Moya. La artista realiza una convocatoria abierta para reunir gente para de alguna manera realizar una Ofrenda para Venezuela. Son tres piezas en donde se descomponen círculos realizados con pan, agua y velas. Las piezas se exhibieron en formatos grandes y aparecen reseñadas en el catálogo de Ecos. En este tríptico de video puede observarse como se deconstruyen la formas circulares constituidas con los elementos mencionados respectivamente en una forma ritual que sugiere una puesta en movimiento en colectivo, una apuesta a la participación, una apuesta a la paz. Una proposición que da continuidad a la línea de investigación inaugurada por Mares.

De una particular mirada resulta el texto de Jeroslaw Suchan, director del Museo Sztuki en Polonia, cuyo ensayo escrito en ocasión de la exposición retrospectiva de Magdalena Fernández en el MOCA fue incluido en el catálogo editado por los museos mexicanos. Un comentario sobre la obra 1pm006 (Ara ararauna) 2006 la cual fue expuesta en aquel museo junto a la Sala Neoplástica diseñada por el artista Wtadyslaw Strzeminski en 1948. Esta sala estaba basada en un cruce de ideas tomadas del constructivismo ruso, de la Bauhaus y del Neoplasticismo y esta obra de Fernández evoca a Piet Mondrian. La significativa relación entre estas obras la propone Suchan, además de por la similitud formal entre ellas, por el establecimiento de una analogía en cuanto a una posición revisionista respecto al modernismo. Así comenta respecto de la obra de la artista:

El rigor de las estructuras geométricas abstractas, tomadas del léxico de los grandes modernistas, choca en su obra con la concreción del mundo de la naturaleza: los gritos de los pájaros, el croar de las ranas, el oleaje de la superficie del agua, el destello cegador del rayo.[11]

1pm006 (Ara ararauna), 2006 fue también la obra con la que Magdalena Fernández atendió a la invitación a participar en la 53° Bienal de Venecia en 2009. Un video que evoca en su composición a las características obras de cuadros de Piet Mondrian de los años 1920’s y 1930’s; estos cuadrados planos sufren deformaciones al momento que se siente un sonido de loros (Ara ararauna). También existe otra estupenda obra de 2009 en la que la artista vuelve sobre Mondrian, pero esta vez sobre una de sus composiciones tempranas: 2iPM009. Esta obra aparece reseñada en la interesante publicación internacional 100 Jaar Inspiratie De Stijl publicado en 2017.

También en Ecos se mostró la producción gráfica reciente de la artista realizada en los talleres del TAGA junto a la maestra impresora Norma Morales: Geometría Móvil, un conjunto de graficas que parten de una cuadrícula: una excelsa pieza en la que se sugiere una superposición de planos evocando una sensación de transparencia, una reminiscencia gráfica de la imagen en movimiento. Esta retícula subyace en las demás imágenes de la serie que constituyen elevados homenajes a importantes artistas: a. g. Fronzoni, Gego, Helio Oiticica, Mercedes Pardo y Ligia Clark.

Significativa de entre el grupo de obras con los que la artista ha hecho eco resulta la que le dedica a Helio Oiticica. 1iHO008 homenaje a Hélio Oiticica, 2008. Video-instalación multicanal que replica el conocido Metaesquema n°348 de 1958. Los planos originalmente estáticos de esta obra de Oiticica en esta video-instalación de Fernández se alinean y se mueven con sutileza llegando a chocar en unas imágenes cargadas de una poética del espacio que los revisita toda vez que los renueva.

En 2022, contando con el apoyo del coleccionista Alejandro Ramírez Magaña, la artista produce dos videos en México. Estas obras están inéditas y fueron realizadas en la ciudad de Morelia en el estado de Michoacán, ciudad en cuyo centro cultural durante la segunda mitad del 2023, la artista realizará una exposición del conjunto de obras que ha realizado en torno al cuerpo. Los dos videos producidos están asociados al tema de la muerte. Para ambos videos las alegorías de la naturaleza escogidas están vinculadas con la celebración del Día de los Muertos: una flor y una mariposa. Estos son 1pmc022, Cempasúchil (Ofrenda al Popo y al Izta), una metáfora de la flor Cempasúchil, ofrenda representativa usada en esas fechas; y 2pmc022, Danaus plixippus en la cual el grupo de danza “La Serpiente” ofrece una coreografía de las mariposas monarcas (Danaus plexippus) cuya llegada al país en su periplo migratorio coincide con las celebraciones. Ambos videos pertenecen a la serie Pinturas móviles corporales, 2022.

Para este artículo hemos reunido un conjunto de momentos significativos en la trayectoria de la artista que dejan expuesta su relevancia y su significativo compromiso con la libertad para expresar sus ideas y adelantar la construcción de un discurso denso, coherente y sostenido en el tiempo que la ha convertido en una relevante artista de nuestro tiempo. Nuestro énfasis ha estado puesto en la trayectoria de la artista en Venezuela, sin embargo, queremos subrayar que Magdalena Fernández ha realizado exposiciones individuales, además de Italia y Venezuela también en Portugal, USA (Miami, Nueva York, Long Beach, Los Angeles, Houston, Phoenix), Suiza, Colombia, España y México. Ha participado en exposiciones colectivas, además de en todos estos países en Malasia, Brasil, Francia, Israel, Perú, El Salvador, Costa Rica, UK, Argentina, República Dominicana, Ecuador, Polonia, Canadá, Cuba, Turquía y Guatemala.

MÁS SOBRE MAGDALENA FERNÁNDEZ

Sitio web de Magdalena Fernández http://www.magdalenafernandez.com